
2024-12-04 08:42:34
Luchadores de UFC y Cannabis: un vínculo en Expansión
Figuras como Gillian Robertson y los hermanos Diaz están cambiando la narrativa sobre el cannabis en la UFC. Sus beneficios terapéuticos, respaldados por estudios y nuevas políticas, lo posicionan como aliado del deporte profesional.
La relación entre el cannabis y la UFC ha ganado visibilidad, con luchadores como Gillian Robertson, los hermanos Diaz y Sean O'Malley defendiendo su uso terapéutico y recreativo.
Apoyados por investigaciones recientes sobre los beneficios del cannabis para el manejo del dolor y la recuperación, reconocidos atletas están ayudando a desestigmatizar su consumo y a posicionarlo como una herramienta valiosa en el deporte profesional.
El mundo de las artes marciales mixtas (MMA) ha experimentado una creciente aceptación del cannabis, tanto por sus posibles beneficios terapéuticos como por su integración en la vida de los atletas. Un ejemplo destacado es Gillian Robertson, luchadora canadiense de la UFC, quien ha sido abierta sobre su consumo de cannabis. Tras su victoria en UFC 303, Robertson expresó su descontento por no poder fumar debido a los puntos de sutura en su labio, afirmando: "Literalmente, lo primero que dije después de la pelea fue: 'No puedo fumar hierba esta noche'".
Robertson no es la única en la UFC que ha normalizado el uso de cannabis. Los hermanos Nate y Nick Diaz son conocidos por su consumo y defensa del ka'a, incluso han firmado acuerdos con empresas de CBD como Game Up Nutrition. Nate, en particular, ha usado públicamente vaporizadores de CBD en conferencias de prensa, explicando cómo el cannabidiol le ayuda en la recuperación post-pelea. Otro caso es Sean O'Malley, quien no solo es una estrella dentro del octágono, sino también un defensor del cannabis, con su propia línea de productos relacionados con la planta.
La relación entre la UFC y el cannabis refleja un cambio cultural más amplio hacia la aceptación de su uso en el deporte profesional. Con figuras influyentes destacando sus beneficios y respaldados por una industria en crecimiento, el cannabis está dejando de ser un tabú para convertirse en un aliado en el mundo deportivo.
Los hermanos Diaz fuman marihuana usando un guante de UFC como pipa
Normativas internacionales y políticas de la UFC sobre el uso de cannabis
Históricamente, el cannabis fue catalogado como una sustancia prohibida por agencias antidopaje internacionales, incluida la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Sin embargo, en los últimos años, ha habido una evolución en estas políticas. En 2018, la AMA eliminó el cannabidiol (CBD) de su lista de sustancias prohibidas, aunque el tetrahidrocannabinol (THC), el componente psicoactivo del cannabis, permaneció restringido.
La UFC, en colaboración con la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA), ha adoptado una postura más progresista. En enero de 2021, se anunciaron cambios significativos en la política antidopaje de la UFC relacionados con el cannabis. Bajo esta nueva directriz, los luchadores ya no serían sancionados por el uso de cannabis a menos que se demostrara que su consumo tenía fines de mejora del rendimiento, como aliviar el dolor o la ansiedad. Jeff Novitzky, vicepresidente senior de salud y rendimiento de los atletas de la UFC, indicó que se requerirían signos claros de intoxicación, como ojos rojos, olor a marihuana o habla arrastrada, para considerar una violación.
Además, en diciembre de 2023, la UFC actualizó formalmente su política antidopaje, eliminando la marihuana de su lista de sustancias prohibidas. Esta medida, efectiva a partir del 31 de diciembre de 2023, permite a los luchadores consumir cannabis fuera de la competencia sin temor a sanciones, siempre que no estén bajo sus efectos durante el día de la pelea. Esta decisión alinea a la UFC con las regulaciones en evolución respecto al uso de cannabis en los deportes.
Es importante destacar que, aunque la UFC ha flexibilizado sus políticas, los luchadores deben cumplir con las regulaciones de las comisiones atléticas estatales y nacionales, que pueden variar. Por ejemplo, en julio de 2021, la Comisión Atlética del Estado de Nevada votó para dejar de sancionar a los luchadores por el uso de cannabis, reflejando una tendencia hacia la despenalización en el ámbito deportivo.
Sean O´Malley, el controvertido luchador de UFC que tiene una empresa de cannabis
Investigaciones recientes sobre cannabis y deporte
La aceptación del cannabis en el ámbito deportivo no solo es impulsada por atletas, sino también por un creciente interés científico. Un artículo de Sports Science Exchange indica que, aunque existen preocupaciones sobre la idoneidad y seguridad del cannabis en el deporte, se están investigando sus efectos en la fisiología humana y el rendimiento físico. Por otro lado, el cannabidiol (CBD) ha sido reconocido por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, analgésicas y neuroprotectoras. Sin embargo, los investigadores coinciden en que se necesitan más estudios en poblaciones atléticas para confirmar estos beneficios.
Además, la NFL (La National Football League, en español conocida como Liga Nacional de Fútbol Americano, la mayor liga de fútbol americano profesional de Estados Unidos) ha destinado un millón de dólares para estudiar los efectos de los cannabinoides en la gestión del dolor y la prevención de conmociones cerebrales, lo que señala un interés creciente en el potencial terapéutico del cannabis en deportes de alto contacto.
Estos avances sugieren que el cannabis, especialmente el CBD, podría ofrecer alternativas naturales para el manejo del dolor y la recuperación en atletas, aunque se necesita más investigación para establecer protocolos de uso seguros y efectivos.
Un cambio que trasciende el octágono
La UFC es un reflejo de la transformación cultural respecto al cannabis en los deportes. Con atletas como Gillian Robertson, los hermanos Diaz y Sean O'Malley liderando la conversación, y con investigaciones científicas que comienzan a respaldar su uso, el cannabis está dejando atrás su estigmatización para convertirse en una herramienta clave en el cuidado personal de los atletas. La pregunta no es si será aceptado por completo, sino cuándo y bajo qué regulaciones.
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