
2025-04-25 08:50:26
Paraguay avanza en cannabis más que Brasil y reconoce el valor medicinal del THC, señala experto brasileño
El neurofarmacólogo Francisney Nascimento participó de la jornada 420 en Paraguay. Valoró la experiencia campesina, criticó la desinformación y aseguró: “el THC tiene más potencial que el CBD”.
Paraguay fue escenario de una intensa jornada por el cannabis, y uno de los invitados internacionales fue el investigador brasileño Francisney Nascimento, farmacéutico, doctor en farmacología y coordinador del Laboratorio de Cannabis Medicinal y Ciencia Psicodélica en la UNILA (Foz de Iguazú). Profesor de farmacología clínica y fundador de la empresa 3F Clinical Trials, desde 2017 trabaja en ensayos clínicos con cannabinoides.
Durante su visita en el marco del 420, Nascimento participó de la audiencia pública en el Congreso y recorrió distintas experiencias del país. En sus intervenciones, destacó que Paraguay "está avanzando a pasos largos y más rápido que Brasil hacia la regulación del cannabis, pensándolo como instrumento de desarrollo, salud y economía".
Paraguay avanza más rápido hacia la regulación
El contexto regional parece moverse a ritmos distintos. Mientras en Brasil el proyecto de ley 399/2015 quedó estancado en el Congreso, Paraguay ha permitido la apertura de experiencias piloto como los dispensarios municipales y se empieza a discutir una regulación más integral. Para Nascimento, ese avance se nota.
“Estoy participando y aportando desde mi lugar como investigador de Brasil para este proceso que esperamos que avance rápido, para que las personas puedan acceder al medicamento, al cannabis profesional, y para que se termine de una vez la guerra contra las drogas”, expresó.
Sus palabras reflejan una preocupación compartida por médicos, pacientes y activistas: el acceso real. En Paraguay, aunque el cannabis medicinal es legal desde 2017 con la Ley 6007, su implementación ha sido limitada, y el artículo 30 de la Ley 1340 —que permite la posesión de hasta 10 gramos con receta médica— no garantiza ni el cultivo, ni la provisión estatal, lo que obliga a muchos pacientes a abastecerse en el mercado ilegal.
Nascimento insiste en que el camino debe ser acompañado de evidencia. “El tabú ha disminuido muchísimo en los últimos años, sobre todo por el uso medicinal. Cuando un paciente o una familia necesita el medicamento y el cannabis puede ayudar, el tabú desaparece en ese instante”, dijo. Una afirmación que se respalda con lo que ocurre en América Latina: en países como Argentina o Colombia, la demanda de tratamientos con cannabinoides crece año a año.
“Paraguay tiene generaciones de cultivo de cannabis”
Su recorrido por Paraguay incluyó una visita a San Pedro, departamento históricamente vinculado al cultivo de marihuana. Allí, el investigador brasileño conoció de primera mano las formas de producción campesina y no dudó en destacar su valor:
“Fui en 2024 a San Pedro con los campesinos y me encantó. Paraguay tiene muchísima experiencia. Estamos en la casa de generaciones que llevan 50, 60 años cultivando cannabis”, relató.
La alusión no es menor. El cultivo de marihuana en Paraguay, sobre todo en el norte del país, ha sido criminalizado durante décadas, pero representa también una economía real. Miles de familias campesinas dependen de este cultivo para subsistir. Lo que Nascimento plantea es que esa experiencia no debe ser reprimida, sino reconocida.
“Es una práctica que ya existe, una ocupación. Eso hay que regularizar. Tenemos que trabajar para que los campesinos que vienen haciendo esto hace años puedan hacerlo de forma legal, generar ingresos y aportar al desarrollo del país”, subrayó.
La propuesta implica un giro de enfoque: pasar del paradigma de represión al de integración productiva. Regularizar a los pequeños productores no solo sería una forma de justicia histórica, sino también una estrategia económica y sanitaria eficaz.
“La desinformación es parte del negocio de la prohibición”
Para Nascimento, el tabú sobre el cannabis no es casual. Está sostenido por intereses concretos que se benefician de la ilegalidad.
“Hay personas y grupos que ganan plata y poder con la prohibición: el narcotráfico, algunos políticos, estructuras sociales, empresariales e incluso del Estado. Hay que tenerlo en cuenta”, sostuvo.
Y fue más tajante aún:
“Muchas veces quienes difunden el tabú y la desinformación son los que se benefician de la prohibición. Eso hay que enfrentarlo”.
En Paraguay, este señalamiento resuena con fuerza. Testimonios de campesinos de San Pedro, Amambay y Canindeyú han denunciado pagos de coimas de hasta G. 20.000 por planta a agentes de la SENAD para evitar erradicaciones, una práctica que, lejos de erradicar el problema, lo convierte en negocio para quienes deberían combatirlo.
Para el investigador, la salida es clara:
“Se combate con información, ciencia y divulgación. Hay que hablar correctamente, en las escuelas, en la televisión, en internet. Solo con conocimiento y formación de las personas va a disminuir el tabú”, planteó.
Audiencia pública realizada el 21 de abril en el Congreso Nacional de Paraguay
“El THC tiene más potencial que el CBD”
Una de las ideas más fuertes que dejó Nascimento fue la defensa del uso medicinal del THC, usualmente más estigmatizado que el CBD. Su planteo contradice los discursos que reducen el cannabis a solo sus componentes “no psicoactivos”.
“Pensar que el THC no es medicinal es un error enorme. Hay muchísimos estudios que demuestran que tanto el CBD como el THC son medicinales”, aseguró.
Citó un caso emblemático:
“Uno de los medicamentos más conocidos del mundo, el Sativex, es un spray bucal para pacientes con esclerosis múltiple. Es de una industria inglesa y contiene CBD y THC”.
Y agregó una lista concreta de usos clínicos:
“El THC tiene incluso más potencial que el CBD cuando se trata de enfermedades como Parkinson, Alzheimer, dolor crónico, fibromialgia, ansiedad, autismo”.
Finalmente, propuso una base científica para la legislación:
“La prohibición del cannabis no tiene base científica. Por eso hay que involucrar a la academia, a las universidades, al sector científico, para que apoyen la construcción de leyes. Que los legisladores tengan un respaldo científico que demuestre que el THC también es un medicamento, tal vez incluso más que el CBD”, concluyó.
El mensaje es claro: regular con ciencia, incluir a quienes ya cultivan y garantizar el acceso real. Una visión que Paraguay, con su historia y su presente, no puede seguir ignorando.
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