
2025-04-14 21:25:17
La SENAD, de combatir drogas a promover eficiencia norteamericana
Hackearon la cuenta de X de la SENAD y ahora retuitea políticos de EE.UU. La planta sigue prohibida para la mayoría, pero la cuenta se volvió fan de Marco Rubio. Del antidrogas al marketing internacional.
Este lunes, la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) protagonizó un blooper internacional digno de meme: su cuenta oficial en X (ex Twitter) fue hackeada y comenzó a compartir publicaciones del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU., además de mensajes de políticos como el senador Marco Rubio. Una transformación inesperada que, por unas horas, convirtió al organismo antidrogas paraguayo en promotor de políticas públicas del norte global.
La escena fue tan surrealista que varios usuarios pensaron que era una sátira. Pero no: la cuenta verificada de @senad_paraguay realmente retuiteaba contenido en inglés sobre eficiencia gubernamental, seguridad interna y discursos de congresistas estadounidenses. En un país donde la marihuana sigue siendo perseguida con drones y helicópteros, que la institución responsable de esa política terminara convertida en portavoz de otro gobierno fue, al menos, irónico.
La institución más seria del país, en modo CM internacional
Horas después, la SENAD publicó un comunicado oficial —por Instagram— informando que su cuenta fue “comprometida” y que estaban trabajando con las plataformas para recuperar el acceso. También recomendaron no interactuar con las publicaciones recientes. Ni una mención a los protagonistas del hackeo, ni al nuevo contenido que estaba siendo compartido. Ni siquiera un intento de bajarle el tono al bochorno.
Mientras tanto, las publicaciones seguían allí, visibles para cualquiera. La cuenta que hasta hace unos días comunicaba incautaciones de marihuana, quema de hectáreas y operativos con perros antidrogas, ahora promocionaba a Marco Rubio como si fuera candidato en Itauguá.
Una contraseña débil para una política que ya venía tambaleando
Más allá del chiste fácil, el incidente expone una vulnerabilidad preocupante. La SENAD gestiona información sensible, coordina acciones con agencias extranjeras y recibe importantes recursos del Estado. Que no pueda proteger su canal institucional principal plantea dudas sobre su preparación tecnológica y su capacidad de reacción ante incidentes críticos.
Y mientras tanto, el cannabis sigue siendo un terreno desigual: algunos privilegiados acceden a permisos para cultivar bajo la Ley 6007, mientras que otros —incluso con prescripción médica válida bajo el artículo 30 de la Ley 1340— son perseguidos y tratados como delincuentes por la propia SENAD. La planta espera una política coherente. Pero por ahora, ni siquiera la cuenta oficial está bajo control.
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