
2025-04-24 09:34:13
El estudio más grande sobre cannabis revela su potencial contra el cáncer
Un metaanálisis de 10.220 estudios científicos evidencia el amplio consenso sobre los beneficios del cannabis en oncología, desde cuidados paliativos hasta efectos antitumorales.
El cannabis medicinal vuelve a ocupar el centro del debate médico y científico tras la publicación de un metaanálisis histórico que reúne la evidencia de 10.220 estudios revisados por pares. Publicado en Frontiers in Oncology en abril de 2025, el trabajo ha sido calificado por medios como The Guardian como “el más grande realizado hasta la fecha sobre los efectos del cannabis en el tratamiento del cáncer”. Este hito científico no solo compila la vasta literatura disponible, sino que analiza el nivel de consenso entre quienes investigan y quienes tratan a pacientes, una brecha que ha obstaculizado por décadas la integración de esta planta al arsenal terapéutico oncológico.
El estudio, liderado por un equipo internacional de investigadores, parte de una premisa incómoda: a pesar del volumen creciente de estudios sobre cannabis, la implementación médica sigue siendo mínima en muchas partes del mundo. Los investigadores buscaron determinar si la evidencia acumulada justifica su uso clínico regular. Y la respuesta, con matices, parece ser sí.
El uso paliativo está científicamente respaldado
El primer gran hallazgo del metaanálisis es el alto nivel de acuerdo científico respecto al uso del cannabis en cuidados paliativos oncológicos. Dolor, náuseas inducidas por quimioterapia, pérdida de apetito y ansiedad asociada al tratamiento fueron las condiciones con mayor evidencia favorable. En estos contextos, los cannabinoides —particularmente el THC y el CBD— han mostrado efectos clínicos consistentes, al interactuar con el sistema endocannabinoide del cuerpo.
Proceso de inclusión para el metaanálisis. Cuerpo inicial de artículos identificado a través de PubMed y MeSH, seguido por un filtro de elegibilidad basado en el formato y los permisos de acceso por derechos de autor, lo que derivó en una revisión final que eliminó duplicados y artículos irrelevantes, resultando en 10.641 estudios relevantes y únicos.
El consenso no solo proviene de los investigadores. La revisión revela que cada vez más médicos clínicos aceptan que el cannabis puede ser un recurso útil para mejorar la calidad de vida de pacientes con cáncer avanzado. Sin embargo, muchos de ellos todavía enfrentan trabas institucionales o legales que les impiden recetarlo con libertad. En países como Paraguay, donde el uso medicinal del cannabis está autorizado por la Ley 6007 pero limitado a ciertas empresas autorizadas, esta contradicción se vuelve aún más evidente. El artículo 30 de la Ley 1340, por su parte, permite la tenencia de hasta 10 gramos con prescripción médica, pero no garantiza el acceso al producto ni a su cultivo personal.
El estudio también muestra que cuando el cannabis se administra en dosis controladas y bajo supervisión médica, sus efectos secundarios son leves y manejables, comparables —y en muchos casos inferiores— a los de fármacos tradicionales usados para las mismas condiciones.
¿Puede el cannabis ayudar a combatir tumores?
El segundo hallazgo —más novedoso, aunque aún en fase experimental— es el potencial del cannabis como agente antitumoral. En modelos preclínicos, los investigadores hallaron múltiples estudios que reportan que ciertos cannabinoides pueden inducir apoptosis (muerte celular programada), inhibir la angiogénesis (formación de vasos sanguíneos que alimentan al tumor) y ralentizar el crecimiento de células cancerígenas.
Correlación entre temas relacionados con el cannabis y las dinámicas del cáncer, y la asociación de instancia dominante con sentimientos de apoyo, no apoyo e inciertos. El eje horizontal mide la fuerza de correlación de Pearson (r). Todas las asociaciones cumplen con los valores mínimos de p y r para ser incluidas en los datos refinados.
En líneas celulares de cáncer de mama, próstata, colon y cerebro, los efectos inhibitorios han sido consistentes, aunque aún no extrapolables de forma directa al entorno clínico sin más ensayos en humanos. “Este no es un llamado a reemplazar la quimioterapia por cannabis”, aclaran los autores. “Pero sí una advertencia seria: estamos subestimando un compuesto que podría tener efectos más allá del alivio de síntomas.”
Este potencial se ve reforzado por el hecho de que muchas terapias oncológicas actuales derivan de productos naturales. La posibilidad de que el cannabis —planta con más de 500 compuestos— contenga nuevas moléculas con capacidad terapéutica real es una hipótesis que la ciencia debe tomarse en serio. El metaanálisis identifica más de 200 estudios que exploran esta línea, y muchos de ellos con resultados prometedores.
Políticas y formación médica: las barreras que aún frenan su uso
A pesar de la evidencia, el estudio también revela una fuerte desconexión entre lo que la ciencia sugiere y lo que la práctica médica permite. Los médicos clínicos —según el análisis— tienden a tener un conocimiento limitado sobre la farmacología del cannabis, en parte porque sus programas de formación no incluyen este tema o lo abordan con sesgos ideológicos heredados del prohibicionismo.
Por otro lado, las políticas sanitarias siguen marcadas por una desconfianza institucional que no se condice con los hallazgos científicos. En América Latina, salvo excepciones como Colombia o Uruguay, el uso clínico del cannabis sigue siendo residual, burocrático o directamente inaccesible para los pacientes. En Paraguay, donde la Ley 6007 obliga al Estado a garantizar el acceso gratuito a derivados del cannabis a través de laboratorios públicos, la implementación ha sido prácticamente nula, y los pacientes —como los que poseen recetas válidas— terminan recurriendo al mercado ilegal.
El metaanálisis señala que la falta de regulación integral, la escasa inversión en ensayos clínicos y la ausencia de una estrategia de formación profesional basada en evidencia son los tres grandes obstáculos para la integración del cannabis al tratamiento oncológico. Pero también ofrece una hoja de ruta: con la cantidad de estudios disponibles, los marcos regulatorios podrían actualizarse ya mismo para permitir un uso más extendido, seguro y efectivo.
Impacto internacional y lo que viene
Medios internacionales como The Guardian ya destacan este estudio como un punto de inflexión. Y no es para menos: por primera vez se puede afirmar, con sustento estadístico, que hay un consenso creciente sobre los beneficios del cannabis en oncología, tanto desde lo paliativo como desde lo experimental. No se trata de una moda, ni de un lobby, sino de evidencia acumulada a lo largo de décadas.
El desafío ahora es doble: superar las barreras políticas y legales, y avanzar hacia una medicina del cannabis basada en ciencia, no en prejuicio. Para eso se necesita voluntad institucional, presión social y una comunidad médica dispuesta a actualizar sus conocimientos. El estudio más grande jamás realizado sobre cannabis y cáncer deja un mensaje claro: ya no es posible ignorar lo que la ciencia está diciendo.
