
2025-06-07 09:57:34
Cannabis, cultura y comunidad: hoy se vive otra edición del BarandASO
Este sábado, la feria BarandASO toma la Unión Libanesa con arte inmersivo, medicina natural y cultura cannábica. La comunidad celebra además el fallo que absolvió a Edgar Martínez Sacoman tras 9 años de proceso.
Este sábado 7 de junio, desde las 16:20, la feria BarandASO vuelve a latir en la Unión Libanesa (Herrera c/ Antequera, Asunción). Como cada fin de semana, el encuentro ofrece una experiencia colectiva donde se entrecruzan el arte inmersivo, la medicina natural y el activismo por la planta. Pero hoy la edición tiene un condimento especial: la reciente absolución definitiva de Edgar Martínez Sacoman, quien enfrentó casi nueve años de proceso penal por producir aceite artesanal de cannabis. El fallo, dictado el 27 de mayo de 2025, encendió un sentimiento de justicia que se suma a esta jornada festiva, libre y comunitaria.
Un espacio donde florece la cultura cannábica
Organizado por la Asociación de Emprendedores Cannábicos del Paraguay, el BarandASO es mucho más que una feria: es un espacio donde florecen redes de cuidado, saberes populares y una cultura cannábica que crece desde abajo. Cada sábado, cultivadores, terapeutas, artistas y pacientes se reúnen para compartir conocimientos, acceder a consultas médicas, probar productos derivados de la planta y sumergirse en propuestas artísticas que escapan de la lógica del mercado.
La edición de hoy cuenta con la participación de Cultura Nativa y el Colectivo Arte Inmersivo Performance, que desplegarán una experiencia sensorial con danza, proyecciones, sonidos y cuerpos en movimiento. Es, como cada edición, un encuentro donde el cannabis no es delito ni mercancía: es medicina, es cultura, es comunidad.
Una victoria que se celebra bailando
El martes 27 de mayo, la Corte Suprema de Justicia confirmó la absolución definitiva de Edgar Martínez Sacoman, quien había sido detenido en 2016 tras un allanamiento en su domicilio, donde se encontraron 100 gramos de cannabis congelado y 30 ml de aceite artesanal. La sentencia de la máxima instancia judicial cerró un proceso que duró casi una década y que se volvió símbolo del castigo a quienes sanan por fuera de los canales autorizados.
El fallo no solo trajo alivio individual, sino que instaló un precedente clave: la producción artesanal de aceite medicinal no puede ser equiparada al tráfico ilícito. La comunidad cannábica lo entendió como un paso hacia la justicia y la regulación responsable. Por eso hoy, entre música, medicina y abrazos, se celebra algo más profundo: el derecho a curarse con lo que la tierra da.
Del fallo al reclamo colectivo
El caso de Edgar volvió a poner sobre la mesa una verdad incómoda: en Paraguay, el cannabis medicinal está permitido en el papel, pero el acceso real sigue siendo limitado. A casi ocho años de la promulgación de la ley, las opciones para pacientes siguen siendo escasas, burocráticas y concentradas en manos de pocos. El Estado aún no garantiza canales seguros, accesibles y populares para el cultivo o la producción vegetal.
Mientras tanto, cientos de personas recurren a redes comunitarias para tratar enfermedades como epilepsia, dolor crónico, ansiedad o insomnio. Lo hacen con el riesgo de terminar en prisión. BarandASO surge en ese vacío institucional: como espacio de resistencia, pero también de propuesta. Porque no se trata solo de despenalizar. Se trata de garantizar el acceso, de habilitar el autocultivo y de reconocer a quienes ya curan, enseñan y producen en la sombra.
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