
2025-07-02 10:44:08
Uso prolongado de cannabis medicinal mejora calidad de vida, según evidencia
Más de 3.000 pacientes australianos reportaron mejoras sostenidas en dolor, sueño, ansiedad y bienestar general tras un año de tratamiento con cannabis medicinal, según un estudio observacional publicado en 2025.
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Sydney reveló que el uso continuado de cannabis medicinal puede mejorar de forma sostenida la calidad de vida de personas con enfermedades crónicas. La investigación siguió durante 12 meses a más de tres mil pacientes con prescripción médica en Australia, y se considera una de las más amplias y prolongadas en su tipo.
El trabajo forma parte de la Iniciativa QUEST y fue publicado en la revista Medical Cannabis and Cannabinoids. Su principal aporte es demostrar que los beneficios del cannabis no solo aparecen en los primeros meses, sino que se mantienen estables a lo largo de un año, sin aumento de efectos adversos ni necesidad de incrementar la dosis.
Dolor, ansiedad, sueño: mejoras consistentes en todos los indicadores
Los investigadores evaluaron a 3.148 personas con distintas condiciones crónicas, como dolor persistente, insomnio, ansiedad o estrés postraumático. Las mediciones se realizaron al inicio del tratamiento y luego a los 3, 6, 9 y 12 meses, utilizando escalas internacionales de salud física y mental.
Los resultados mostraron que el cannabis medicinal produjo mejoras estadísticamente significativas en todas las áreas evaluadas: dolor, fatiga, ansiedad, depresión, calidad del sueño y percepción general del bienestar. Estas mejoras fueron observadas ya a los tres meses y se mantuvieron sin grandes variaciones durante el resto del año.
La mayoría de los participantes recibió productos en forma de aceite o cápsulas, con diferentes proporciones de THC y CBD según cada caso. Cabe destacar que se trató de un estudio observacional en condiciones reales de prescripción médica, lo que lo convierte en un valioso reflejo del uso cotidiano.
Un aporte robusto a la evidencia global
El estudio no fue un ensayo clínico controlado, pero su tamaño y duración lo vuelven especialmente relevante para comprender cómo responde la población a tratamientos prolongados con cannabis medicinal. En palabras del equipo investigador: “estos resultados sugieren mejoras sostenidas a largo plazo en calidad de vida, con buena tolerancia al tratamiento”.
También se observó que la tasa de eventos adversos fue baja y que la mayoría de los pacientes expresó satisfacción con el tratamiento. Si bien los autores subrayan la necesidad de estudios controlados complementarios, los datos ofrecen un respaldo importante al uso médico del cannabis bajo supervisión profesional.
Paraguay: un campo fértil para avanzar con respaldo científico
La evidencia generada por la Iniciativa QUEST abre una puerta valiosa para países como Paraguay, donde el cannabis medicinal está regulado desde 2017 por la Ley 6007, pero aún se encuentra en etapa de consolidación.
Con solo una empresa que registra actualmente productos con THC ante DINAVISA, y cerca de 260 pacientes registrados en hospitales públicos, el sistema todavía es incipiente. Sin embargo, el marco legal ya existe, y el país cuenta con tierra fértil, condiciones climáticas ideales y un interés creciente de pacientes, profesionales y organizaciones.
El Artículo 2 de la Ley 6007 establece que el Estado debe “garantizar el acceso efectivo” a tratamientos derivados del cannabis, y el Artículo 30 de la Ley 1340 permite la tenencia de hasta 10 gramos para quienes cuenten con receta médica o la usen para consumo personal.
Lo que falta ahora es avanzar con decisión: diseñar protocolos clínicos, fomentar la investigación nacional, facilitar el acceso a través del sistema de salud y respaldar el trabajo de médicos, pacientes y técnicos que ya están impulsando este camino.
El estudio australiano demuestra que el cannabis medicinal puede tener un lugar legítimo y eficaz en la medicina moderna. Paraguay tiene la posibilidad de aprovechar este conocimiento, adaptarlo a su realidad y construir un modelo propio basado en evidencia, inclusión y salud pública.
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