Análisis y opiniones

2025-06-03 11:16:53

El alcohol es más destructivo que el crack, la heroína y la cocaína

Legal, publicitado y celebrado: el alcohol lidera el ranking de drogas más dañinas, pero nadie lo llama por su nombre. Mientras tanto, sustancias mucho menos peligrosas —como los hongos o el cannabis— siguen prohibidas. Nuestra política de salud funciona al revés.

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Por: Alfredo Guachiré

Periodista, consultor en comunicación y cicloviajero; director de Mariguay, el primer medio especializado en cannabis en Paraguay; actualmente en proceso de convertirme en agricultor.

Es la sustancia más peligrosa del mundo. La que más daño causa a la salud individual, a las familias, a los sistemas sanitarios y a la economía. Mata más que el tabaco. Está detrás de buena parte de los accidentes viales, las agresiones domésticas, las enfermedades hepáticas, las depresiones no tratadas y los suicidios. Y sin embargo, el alcohol no solo es legal, sino omnipresente, publicitado y socialmente naturalizado.

El dato más contundente viene del estudio publicado en The Lancet en 2010 por David Nutt, neuropsicofarmacólogo británico. El informe, titulado Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis, evaluó 20 drogas según 16 criterios de daño. El alcohol fue, por amplio margen, la droga más dañina de todas, con 72 puntos, por encima de la heroína (55), el crack (54) y la metanfetamina (33).



¿Por qué es una droga? ¿Y por qué es la más peligrosa?


El alcohol es una droga psicoactiva. Actúa sobre el sistema nervioso central. Aumenta el GABA (efecto sedante), reduce el glutamato (afecta memoria y juicio) y eleva la dopamina (recompensa artificial). El cuerpo humano no tiene un sistema preparado para procesarlo: el hígado lo convierte en acetaldehído, una toxina que daña células y órganos.

No tiene ninguna función biológica en nuestro cuerpo. Cada trago es un estrés químico que acumulado se convierte en dependencia, daño orgánico y deterioro psicosocial.

Lo más alarmante: según el estudio de Nutt, el alcohol es la única sustancia que daña más a terceros que al consumidor. Provoca violencia doméstica, accidentes viales, peleas, desestructuración familiar, abandono infantil y carga hospitalaria.

La OMS estima que mata a más de 3 millones de personas por año. Pero nadie lo prohíbe. Nadie lo llama droga. Porque se vende, se exporta, se produce, se publicita. Y los medios no lo cuestionan porque las empresas de alcohol son sus principales auspiciantes.

Tomar frente a los hijos, celebrar la intoxicación


Tan naturalizado está el alcohol que se consume delante de los hijos como parte de la crianza. Hay vino en bautismos, cerveza en actos escolares, caña en festividades religiosas. En Paraguay, las estadísticas de violencia familiar y accidentes de tránsito están atravesadas por el alcohol. Y aun así, se lo promociona como parte de la vida social.

Los medios —que deberían alertar sobre estos riesgos— no dicen una palabra, porque no pueden morder la mano que les paga la pauta. Cervecerías, destilerías y marcas de vino financian programas, eventos, transmisiones deportivas. Hablar del alcohol como problema, es cuestionar directamente al modelo económico de la comunicación paraguaya. Por eso nadie lo hace.

La criminalización del cannabis… y de los hongos


Mientras tanto, sustancias mucho menos dañinas siguen siendo objeto de persecución, censura y cárcel. El cannabis, con 20 puntos de daño según el mismo estudio de Nutt, es demonizado como si fuese la causa de la decadencia social. El LSD tiene solo 7 puntos. Y los hongos psilocibios, apenas 6.

Sí: 6. La sustancia más baja en todo el ranking. Menos que el tabaco. Menos que los esteroides anabólicos. Muchísimo menos que el alcohol. Pero sigue prohibida.

¿El motivo? No es la ciencia. No es la salud pública. Es la política. El prohibicionismo no se basa en evidencia, sino en ideología, prejuicio y poder.

La marihuana es psicoactiva, sí. Pero su mecanismo de acción es completamente distinto: interactúa con el sistema endocannabinoide, un sistema presente naturalmente en el cuerpo humano, que regula el dolor, el apetito, el sueño, el estado de ánimo. El THC y el CBD imitan moléculas que el cuerpo ya produce, como la anandamida.

Esto no significa que sea “inofensiva” o que se la deba glorificar. Pero sí marca una diferencia sustancial con una droga como el alcohol, que ingresa al cuerpo como una toxina sin función biológica ni sistema de regulación propio.

El absurdo total: lo menos dañino está prohibido


Lo que muestran estos datos es una verdad incómoda: nuestra política de drogas funciona exactamente al revés. Cuanto más grave es una sustancia, más aceptada y normalizada está. Cuanto más leve o prometedora es, más prohibida.

Los hongos psilocibios —estudiados actualmente por universidades como Johns Hopkins y Harvard por su potencial terapéutico en depresión, ansiedad y estrés postraumático— siguen clasificados como droga de alto riesgo sin valor médico. En Paraguay están prohibidos. Mientras tanto, la caña se vende en cada esquina y el país celebra el "trago patrio" sin vergüenza.

Reducción de daños, no doble moral


Si Paraguay quiere tomarse en serio la salud pública, tiene que dejar de seguir el mapa trazado por la moralina. Las drogas existen. La diferencia está en cómo se las aborda. El prohibicionismo solo castiga al pobre, al usuario, al cultivador, al joven de barrio. Pero nunca toca a la empresa, al político, al productor o al canal que vive de la intoxicación colectiva.

Hablar de reducción de daños es hablar de política basada en evidencia. Es hablar de educación real, no de campañas con miedo. Es dejar de criminalizar lo que no se entiende y empezar a cuidar lo que sí se puede evitar: muertes, dependencia, violencia y sufrimiento innecesario.

 
Fuentes:
-Nutt, D. et al. (2010). Drug harms in the UK: a multicriteria decision analysis. The Lancet. 
-WHO Global Status Report on Alcohol and Health (2022). Organización Mundial de la Salud
-The Journal of School Health (2006). Alcohol as a Gateway Drug
-The Health Effects of Cannabis and Cannabinoids, National Academies of Sciences (2017)
-Johns Hopkins Psychedelic Research Unit, 2024
-INCB (International Narcotics Control Board), Informe Anual 2023

Foto del reportero
Por: Alfredo Guachiré

Periodista, consultor en comunicación y cicloviajero; director de Mariguay, el primer medio especializado en cannabis en Paraguay; actualmente en proceso de convertirme en agricultor.