Investigaciones

2025-05-21 09:08:07

Tras 8 años, ninguna farmacéutica con permiso investigó el cannabis medicinal y los pacientes siguen sin acceso

Desde 2017 Paraguay legalizó el cannabis medicinal. Pero ocho años después, no se realizó ni un solo ensayo clínico con cannabis con THC. El modelo farmacéutico terminó siendo una forma elegante de seguir prohibiendo.

Cuando en diciembre de 2017 se promulgó la Ley 6007, Paraguay se posicionó entre los primeros países de la región en legislar el uso medicinal del cannabis. La norma prometía promover la investigación, garantizar el acceso gratuito a pacientes con prescripción médica y fomentar la producción nacional. Un año después, el Decreto 9303/2018 reglamentó esa ley estableciendo un modelo de “grado farmacológico” que habilitaba, en teoría, la elaboración de medicamentos con cannabis que contenga tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la planta.

Sin embargo, tras 8 años de vigencia, el resultado es lapidario: Paraguay no cuenta con un solo producto nacional registrado elaborado a partir de cannabis con THC superior al 0,5%. Las farmacéuticas con licencia no realizaron ensayos clínicos y el Estado nunca garantizó que lo hicieran. El modelo fármaco, lejos de abrir puertas, se convirtió en una forma sofisticada de seguir prohibiendo.

 
El modelo de “grado fármaco” se quedó en papeles


El Programa Nacional para el Estudio y la Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis (PROINCUMEC), creado por la Ley 6007, quedó atrapado en una lógica burocrática donde las empresas obtienen permisos pero no cumplen los objetivos sanitarios mínimos.

En un memorándum oficial, DINAVISA admitió lo que muchos denunciaban hace tiempo:

“Ningún licenciatario que cuenta con la Licencia de Producción e Industrialización controlada de Productos derivados de la Planta de Cannabis realizó ensayos clínicos con grado farmacológico sobre cannabis que contenga tetrahidrocannabinol (THC) en Paraguay.”
(Memorándum DINAVISA DP N.º 15/2025)

Un ensayo clínico es un estudio científico controlado en el que se evalúa la eficacia y seguridad de un medicamento en seres humanos. Es el paso indispensable para que un producto pueda ser registrado y aprobado por la autoridad sanitaria. Sin ensayos clínicos, no hay evidencia. Sin evidencia, no hay aprobación. Y sin aprobación, no hay medicina.


Memorándum DINAVISA DP N.º 15/2025

Por eso, la ausencia total de ensayos significa que los pacientes en Paraguay no pueden acceder legalmente a tratamientos con cannabis con THC, por más que la ley lo permita.

 
El decreto que limitó más de lo que reglamentó

El Decreto N° 9303/2018 fue redactado con criterios técnicos, pero terminó por vaciar de contenido operativo a la Ley 6007. Entre sus restricciones más severas:

-Limita las licencias privadas para producir e industrializar cannabis medicinal (Art. 10.f).

-Exige que únicamente laboratorios farmacéuticos nacionales puedan acceder a esas licencias (Art. 16).

-Obliga a que el licenciatario realice todo el proceso completo (cultivo, industrialización, dispensación), sin permitir alianzas ni tercerización parcial (Art. 18).

Este modelo concentrado y cerrado excluyó a asociaciones de pacientes, cooperativas, universidades y centros de salud pública, impidiendo el desarrollo de un ecosistema plural de investigación y acceso. Las empresas tuvieron todo: permisos, protección, exclusividad… pero no desarrollaron nada.

 
Cultivos que se muestran, cultivos que no figuran


Lo más preocupante aún es que DINAVISA informó expresamente que:

“Ningún licenciatario se encuentra realizando cultivo de cannabis psicoactivo –contenido de THC igual o mayor a 0,5% en peso seco de sumidades floridas con o sin fruto.” (Memorándum DINAVISA DP N.º 16/2025)

Sin embargo, algunas farmacéuticas han difundido en sus redes sociales y en medios de comunicación imágenes de plantas, invernaderos, laboratorios e instalaciones que sugieren actividad. Pharma Industries S.A., por ejemplo, fue protagonista de una nota publicada el 9 de abril de 2025 en ABC Color bajo el título: “Pharma Industries: pioneros del cannabis medicinal en Paraguay”. En esa publicación se muestran fotografías de cultivos y se menciona que la empresa fue la primera en cultivar legalmente.

El contraste entre los documentos oficiales y la narrativa institucional es evidente.

¿Se trata de cultivos activos con THC o de pruebas sin continuidad? ¿Son imágenes recientes o material de archivo? ¿Y si hubo cultivos… por qué no hay ensayos clínicos ni productos registrados?

 
Medicamentos con CBD sí existen, pero no son suficientes


En el mercado local paraguayo sí se comercializan productos con cannabidiol (CBD), como aceites, cremas o suplementos, siempre que contengan menos de 0,5% de THC, lo cual les permite ser registrados como productos de venta libre o cosméticos.

Sin embargo, muchas patologías requieren productos con THC superior al 0,5%: epilepsia refractaria, dolor neuropático, insomnio severo, náuseas por quimioterapia, enfermedades autoinmunes, entre otras. Estos medicamentos no están disponibles en farmacias ni hospitales del país.

La única alternativa para quienes necesitan cannabis con THC es el mercado del "grado no farmaco" que se vende sin permiso o la importación internacional, a precios exorbitantes.

 
Exportación para pocos, exclusión para muchos


Paradójicamente, algunas de las mismas empresas que no producen para el mercado nacional lograron exportar productos con THC superior al 0,5%, generalmente de origen sintético o fabricados en plantas industriales con habilitación internacional. El precio de estos productos puede superar los G. 3.000.000 por unidad, lo que los vuelve inaccesibles para la mayoría de los pacientes paraguayos.

Es decir: no hay medicina con THC para la población local, pero sí hay exportaciones para quienes puedan pagar desde afuera. La paradoja se vuelve injusticia.

 
¿Para quién fue la Ley 6007?


A 8 años de su promulgación, la Ley 6007 no benefició a pacientes ni a la salud pública. Las farmacéuticas obtuvieron licencias y prerrogativas, pero no desarrollaron productos, no cultivaron y no investigaron.

El modelo de “grado fármaco” no abrió caminos. Los cerró. Prohibió lo que decía habilitar. Legalizó una industria que ni investiga, ni cura, ni garantiza derechos.



 
Empresas con licencia activa hasta 2030 (según DINAVISA, abril 2025)